CRÓNICAS DE ASCOT

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Cuando existen ideas preconcebidas  sobre una realidad y cuando estas son expectativas muy muy altas, corres el riesgo de caer de bruces a una dimensión decepcionante.

Yo tenía miedo de que Ascot me decepcionase, porque he pasado muchos años estudiando su Street Style histórico en la distancia y soy un apasionado de estas carreras en general y del Black Ascot en particular, que celebrado durante el luto por Eduardo VII fue recreado en escala de grises por Cecil Beaton para My Fair Lady. Este tema “Ascot Gavotte” que es de lo más pegadizo y fascinante, está grabado en mi imaginario infantil a fuego y tanto la composición como la letra (gran resumen del espíritu del evento) me parecen la expectativa más alta que se puede tener a respecto:

 

Os podéis imaginar la perfección de Ascot que existía en mi cabeza… :cyclone: :bust_in_silhouette: :cyclone:, que por fin ha quedado superado por la borrachera visual de moda que he vivido (y de poco sentido del ridículo a veces, a la hora de interpretar este rígido dresscode) y la celebración de la vida a todo trapo que es esta carrera en realidad.

Todo empezó con una invitación a asistir a Ascot de parte de Simon Baker, embajador de Longines que se encarga de contar cada minuto de esta carrera con el reloj oficial a pie de pista y con el fase lunar  que es el oficial del evento.

 

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Yo por mi parte, acudí con un Longines de mi bisabuelo para cumplimentar a mis anfitriones y para dar un aire aún más victoriano a un look en el que no podía faltar un homenaje mix con esta corbata de escudos de club de Hernando, mi antiguo camisero y esta camisa azul con cuello blanco que encargué para la ocasión a mis actuales: MIRTO

 

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Y así siguiendo las instrucciones que adjuntan en un PDF con la invitación o que puedes ver en este video, acudí con Simon Baker y Longines al segundo día de carreras del Royal Ascot.

 

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Lo primero que te choca al llegar es el parking. Sí, el parking se convierte en un centro de festejos que compite con las gradas y con el Royal Enclosure, donde estaba situado nuestro palco. Muchos asistentes, ataviados con sus chaqués, chisteras, sombreros, etc… Abren el maletero de sus coches y suben la puerta a modo de toldo para situar debajo una mesa de picnic perfectamente vestida para la ocasión: mantelería, cubertería y vajilla raséeeeeeee, flores y cubitera provista de botellas de champán sin piedad y en todo momento.

 

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Dentro se vive un espíritu muy parecido pero aún más producido, con un luncheon previo a la procesión real que sirve de pistoletazo de salida a las carreras

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Mientras se apuesta, se brinda y mucho en el macro botellón más fino del mundo, cuyos baños están preparados para cualquier imprevisto: cuchillas de afeitar, Agua de Portugal para tonificar el cabello, cepillos de dientes y para aprestar la chistera, todo tipo de cuidados para los zapatos y una fila de caballeros haciendo pis con la chistera puesta.

 

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A esas alturas de carrera, con tanta burbuja, tanta pamela y tanto que ver, era imposible inmortalizar cada instante. De hecho Ascot no es posible fotografiarlo en toda su inconmensurabilidad. Lo primero porque es enorme, es como cortar el Bernabeu por la mitad y ponerlo en línea lleno de una masa vestida a la churchilliana que tus ojos no pueden acaparar, es demasiada información… Hay desde pianos a zapatos voladores, pasando por accidentados a los que nada impide cumplir con los requisitos de vestimenta para apostar en estas carreras.

 

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Pero nadie en todo este recinto gigantesco, por mucho que se lo hubiera trabajado, podía competir con un look increíble: el de la princesa Ana. Tanto en el “Opening day” como en este segundo día demostró estar de vuelta y curtida en esto de Ascot… Solo puedo decir que ella lo inventó, ella es el espíritu de Ascot y una de las visiones rancias más apetecibles de 2015.

Y es que la ranciura sin rotura es ideal para venir aquí: nada de ir corta, nada de escotes ni tirantes espagueti, ni de tocados fantasía que son el pasado inmediato de esta celebración a la que deseo larga vida; tan larga como la que deseo a la longeva Isabel II, que si ha de morir algún día pido por favor  :pray: :pray: :pray: sea en el mes de junio para que así nuestros ojos puedan ver otro Black Ascot… Sería un verdadero sueño 🙂

 

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