Cuestión de Moodboard

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Cada una de mis clases de Cultura de Moda en el Máster de Estilismo que dirijo en el IED están pensadas para ampliar los referentes visuales de los alumnos y a hacerles ver la grandeza plástica de un sistema de referencias gigantesco que se retroalimentan cada vez que se produce una moda nueva.

Así, cada vez que se prepara una colección, una sesión de fotos o un estilismo para lo que sea se ponen encima de la mesa una serie de referencias para ver de dónde venimos y a dónde queremos llegar.

Y es así como en el estilismo que preparé para mi mega estrella favorita de la televisión en España (uno de los países con una cultura de moda y visual tan pobre como las estadísticas de lectura que avalan este triste dato cada año), se manejaron una serie de referencias que iban desde las divas de los años 30, a la chaqueta Zodiaco de Schiaparelli, a los homenajes de Saint Laurent a Cocteau, al Dior más Worth de Galiano, a los corsés más mágicos de Mugler, pasando por los juegos cromáticos imposibles de una capa tan Lacroix como Balenciaga.

Manejar referencias es algo cotidiano en moda que a ningún profesional del sector se le ocurre achacarme porque ellos lo hacen cada día y saben de la necesidad tan lícita como posmoderna de este hecho.

Y claro, ahora van y en el país del gran Amancio Ortega (al que acusan de plagios y de asuntos peores cuando merecería toneladas de pétalos de rosa diarios por permitirnos diversión low cost sin límites), y  supuestos diseñadores de Twitter quieren tener un minuto de gloria tan Warholiano como todo este asunto y a nuestra costa, como quien mete la mano por la ventanilla del coche de Justin Bieber, pretenden darse a ver.

Solo decirles que en la moda no se puede romper esa cadena de referencias porque por esa regla de 3 tendríamos que denunciar a Mr. Pearl por recrear maravillosamente un corsé de Worth o inspirarse cada día en la gloria de la mujer Ornée o a Galiano que tantos homenajes ha hecho al copiado por antonomasia que es Paul Poiret. Es que hasta por denunciar tendríamos que denunciar a la presentadora de TVE1, que ha perdido 6 puntos y ha hecho récord de mal dato no gracias a un vestido sino gracias a Cristina Pedroche y su súper performance de un equipo enorme, que por supuesto ha manejado referencias de moda igual que ella que para hacer ese drapeado en su cintura ha tenido que cortar al biés y ese corte lo inventó Vionnet ¿Va a denunciar Vionet a alguien? Por supuesto que no porque no están tan mal de la cabeza en esa casa de París como esos Twitteros de España donde si ladran es porque cabalgamos.

Gracias otra vez a Pronovias por su valentía y creer en nosotros y a los verdaderos profesionales de moda que trabajan en medios de comunicación realmente competentes (no como todos los que intentan levantar polvareda) en los que colaboro y me siguen felicitando por el éxito. Ellos son los que me importan y no me van a echar antes de ir a la carcel, un sitio por el que siempre he tenido curiosidad pero que por esta vez no descubriré.

El año que viene vamos a vestir a Pedroche con un chandal para demostrar que puede volver a arrasar con algo horrible porque lo que molesta de ella es su sonrisa y lo que ella irradia, algo que los grandes como Tolstoi saben bien que es donde reside la belleza:

“Me parece que la belleza, o el conjunto al que damos este nombre, reside únicamente en la sonrisa. Si la sonrisa embellece, podría decirse que el rostro es bello; si no añade ningún cambio a la fisonomía, el rostro es vulgar, y si lo desfigura, es decididamente feo.”

Gracias Cristina por ser tan bella y feliz.