Lo de España 🇪🇸 en general y Andalucía en particular 💃🏻 es muy curioso… Eso de que existan foráneos que vengan a enamorarse de nosotros 😍 y se obsesiones por los rincones donde vivimos normalmente que quizás por hastío, no terminen de atraparnos a nosotros mismos.
De Merimee a Washington Irving, pasando por Ian Gibson; son muchos los amantes de lo Ibérico que han dado fuelle a una leyenda falta de marketing muchas veces, pero con un mensaje lleno de verdades que provocan la visita a sus mil paraísos🌴☀️🌴.
Uno de ellos es una finca de 350 hectáreas plagada de olivares 🌿que hay entre Málaga y Granada, de la que se enamoró un doctor suizo llamado Egli, que es otro loco por el sur de España y por su leyenda. Entre su preciosa vegetación de monte bajo y rodeado de encinas centenarias🌳, decidió hace ya treinta años construir aquí su particular Utopía, un cosmos propio basado en las maravillas de un pueblo andaluz estándar: el blanco encalado de las casas, la placita central con su pequeña iglesia💒, el sonido del agua de las fuentes en cada rincón💦 y las reminiscencias arquitectónicas de las tres culturas (judios, musulmanes y católicos), que convivieron en esta tierra.
Y a esta utopía la llamó “La Bobadilla” y su escudo recuerda con un sol☀️, una luna🌙 y la estrella ⭐️ de seis puntas a esas tres culturas, al entendimiento, la armonía y la paz 🕊que impera en este lugar convertido en hotel rural Gran Lujo.
El viernes por la mañana pillé un 🚅Altaria Madrid-Algeciras con parada en Antequera, donde nada más bajar encontré una escultura del padre de Miguel y María Toral a los que adoro y cuyo padre es Cristóbal Toral, un artista (como la copa de un pino 💃🏻🌲) de Antequera, Medalla de Oro de Andalucía y Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría.
Me hizo mucha ilusión ver esta columna homenaje al viajero porque en su casa, Miguel hacía unas fiestas increíbles 🎊🎉🎊que en mis años de estudiante me gustaba llamar “Toraladas”, por su aire de macro festival. Pues allí, en Antequera me esperaba el personal de La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel, para llevarme hasta el corazón de este paraíso ideado por el doctor Egli, que dista 25 minutos en coche 🚗 de la estación.
Un paisaje llano plagado de olivos 🌿🌿🌿te recibe en estas carreteras del oro verde que preceden a la Sierra Gorda, donde se ubica La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel. Al llegar lo primero que te choca es la vegetación porque es un hotel muy jardín botánico 🌴🌳🌲 que atesora encinas preciosas, palmeras, pinsapos y olivos cortados por su Eduardo Manostijeras ✂️particular que se llama Francisco
Con el estuve por la tarde plantando un baby olivo 🌿👶🏼🌿, que me hizo mucha ilusión la verdad. Supongo que después de esto me toca tener un hijo ( lo veo tan fuerte como improbable) y escribir un libro que al final es un poco este blog que lees.
Otro de los habitantes de La Bobadilla que me han robado el cuote es Elisa💃🏻, la Relaciones Públicas del hotel, una chica con cara de muñeca entre alemana y andaluza que habla muy bien cinco idiomas y pasa de las declinaciones germánicas al acento andaluz más expresivo
Me he divertido mucho con ella, como habéis podido comprobar en los stories que he grabado mientras realizaba las distintas actividades que ofrece La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel a sus clientes y que van de clases de cocina típica a rutas en bici de montaña por la Vía Verde que rodea toda la sierra colindante🌳🚴🏻🌳.
Es un hotel muy especial por la paz 🙌🏻 que llegas a recuperar gracias al paraje único en que se ubica, por el silencio que se mezcla con el canto de los pájaros y el susurro del agua💦. Además es un negocio comprometido con el medio ambiente y el entorno que le rodea♻️, que protege y cuida sus olivares de donde saca el aceite y los huesos de aceituna que -convertidos en biomasa-, sirven de combustible para abastecer de energía al complejo o hacer que funcione la depuradora de una de las que fue en su momento piscina más grande de un hotel rural en Europa
Precisamente en ella puedes darte un masaje o exfoliarte antes de tomar el sol con precaución, gracias a un tratamiento especial a base de aceite de oliva y sal marina del que se encarga María con sus manos listas para dar friegas de relax.
Y al caer la tarde, después de merendar frutas en la piscina y tras contemplar una de sus anaranjadas puestas de sol, puedes cenar con el fresquito de la sierra en una de las terrazas dispuestas para ello y que corresponden a las dos gastro ofertas nocturnas de La Bobadilla: La Finca y El Cortijo.
Todo está muy rico, típico andaluz que no quieres más en ese momento de tu vida y lo más importante: servido en Pickman de La Cartuja. No me puede dar más confianza un lugar que tenga esta vajilla de la que siempre digo es de buenas personas, así de entrada😋.
Ya solo pienso en que al final del verano pienso volver para recrearme en los colores cambiantes del otoño 🍂 sobre el monte de La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel. Y aunque esté ya bastante lleno esta temporada que empieza🌴☀️🌴, os recomiendo a todos los que necesitéis paz y tranquilidad, que intentéis rascar una habitación que os acoja dentro de esta utopía andalusí raséeeeeeee.
