Las piscinas a reventar🏊🏻🏊🏻, el alquitrán entra en ebullición hasta manchar de petróleo las suelas de nuestros mocasines y un aire sahariano inunda todo Madrid hasta dejarnos sin respiración punto com. ¿Qué hacer ante este plantel de ordinariez estival en la ciudad?
Debemos encontrar un oasis lleno de riquezas visuales que nos hagan olvidarlo, un lugar cargado de oro reconfortante, tapices maravillosos, escaleras de mármol infinitas con peldaños que nos eleven sin cansarnos y lo más importante: que el aire acondicionado esté a temperatura óptima ❄️❄️❄️para disfrutar en paz térmica cada uno de estos detalles.
Estoy hablando del Palacio Real de Madrid, al que por 11 Euros pasas y visitas cada uno de sus salones y lo más importante: la exposición de Carlos III dedicada a la “Majestad y Ornato en los escenarios del Rey Ilustrado”. Pocos reyes de España han sido tan raséeeeeeee, tan curiosos y visionarios, tan entregados a mejorar todo a su paso.
Esto se ve sobre todo, si empezamos la visita de la exposición al revés, de atrás hacia delante; partiendo de sus honrosas exequias que recuerdan sus logros en el reformismo ilustrado que protagonizó: modernización de Madrid, creación del Museo Del Prado o el Jardín Botánico, un sistema de comunicaciones que partiera desde aquí para hacer posible el Correo y sobre todo fomento de las artes que posibilitasen esa función de representación del rey absoluto :
De ahí que nos haya legado semejante plantel de joyerío ✨✨que no te puedes perder. De los marfiles del obrador del Buen Retiro a los magníficos tapices de la Real Fabrica pasando por las obras que Mengs hizo para él o la aparición de Gasparini como decorador de estancias que hoy resumen como ningunas otras lo que yo considero decoración: suelos, paredes y techos raséeeeeeee ❤.
Pero dentro de esta exposición y con permiso de los tapices De Goya, (del que destaca “El invierno” con un perrito que deja sus huellas entre la trama y urdimbre de una nevada textil prodigiosa), he de destacar una sala mínima que es Sancta Sanctorum de la misma: la que acoge los 12 pasteles de “Tipos populares” de Lorenzo Tiepolo que hoy decoran este post.
Perteneciente a una familia de pintores venecianos, cuyo padre (Giovanni Battista) se trasladó a la corte madrileña para pintar los techos de este palacio, este hijo menor fue considerado sorprendentemente como el menos capaz para pintor de sus miembros. Y así lo explica Andrés Úbeda (Jefe de conservado de Pintura Italiana del Museo Del Prado) en esta conferencia dedicada a él que hoy ha alcanzado el valor que merece:
¡Pasar a esta sala es ver un Harper’s BAZAAR 92 años antes de que naciera porque los cuadros son de 1775! Sus vestidos, su atenuada paleta de colores, el acting de los modelos que posan y sobre todo la composición de las escenas que ojalá muchos fotógrafos de hoy se animases a emular…
Os invito a todos a que vayáis porque solo esta sala mínima sirve para amortizar estos 11 Euros que me resultan míseros al contemplar semejante espectáculo visual que debería ser permanente, ya que su reunión es insólita y tras esta exposición, que finaliza en enero, volverán a estar separados.
¿Por qué no los exponen juntos para siempre como merecemos los españoles? Este joyón llega a caer en manos de uno de esos países de Europa con marketing organizado y tendrían un museo solo para ellos contado su historia y con posibilidad de recrear las escenas por parte del visitante ataviado con tricornio y peluca blanca…
Quizás esto sea demasiado, pero con tenerlos siempre juntos, los 12 expuestos sería suficiente y muy bueno para Madrid, tal y como le hubiera gustado a su dueño que fue el alcalde más raséeeeeeee .
