Señora bien, señora fetén

 

Era una tarde de primavera🌸 y el sol comenzaba a bajar golpeando con sus rayos tardíos los edificios de la castellana🌇, mientras la atravesábamos en un coche de Globomedia al salir de Zappeando. Tras los peatones rezagados del semáforo verde 🚦que la corta en Raimundo Fernández Villaverde, una dama camina altiva y firme al compás del sistema acústico para invidentes: es Aline Romanones. Inolvidable imagen aquella, inconfundible porte, inigualable sport de tarde a sus más de noventa años, convertida en ejemplo de estilo culminando tamaña edad.

Y es que ella fue más que un estilo ejemplar. Espía de guante largo y blanco, que  inspiró por su vida de película, convertida en condesa excéntrica, era de un individualismo que traía a España lo más anglosajón de la cultura estadounidense y decoraba Pascualete con trampantojos de sombras proyectadas por los muebles o vestía los Pertegaces más clásicos porque ella de rancio confeti era moderna.

 

 

Se va con ella una estética valiosa, de esa que empieza a escasear y que no volverá por ser fin de raza… Esperemos que 2017 después de robarnos a Aline o a Embassy no nos arranque a Pitita o Cuqui, porque esos seres y su forma fetén de estar en este mundo se agota. Muta en sus descendientes que se adaptarán a lo molón y en otras niñas que sabedoras de lo poco que se liga hoy con el poderío de sus predecesoras, optan por ser pijas edulcoradas y listas para ser pasto de red social.

Y no me importa que el mundo cambie pero ruego haya seres que perpetúen cada caso estético radical, para que den rienda suelta al abanico de posibilidades en un mundo ideal que admitiría a la señora mal de la CUP (que aporta una estética radicalmente contraria), a la señora bien, a la fetén, a Las Bistecs y a todo tipo de mujeres y hombres y viceversa cuanto más dispares mejor; porque es lo que da riqueza. Y para que este mundo sea posible necesitamos seres valientes como Aline, consecuentes con lo que cada uno es y conocedores de su personalidad arrolladora que ha llevado a rajatabla hasta el final.

Te vas y seguirás inspirando con tu vida digna del celuloide, con tu peinado perfecto, con aquella Tiara collar ya vendida que a nadie le quedará igual y con la mantilla más raséeeeeeeeee que junto a Jacqueline y Cayetana llevaste en La Maestranza aquella tarde. Inolvidable por mil motivos que guardo para mis memorias y que son demasiado fuertes para un obituario fashion que es el lamento de un mundo que se desvanece como Austria Hungría lo hizo pero que queda en imágenes tan raséeeeeeeeee como las tuyas.

 

Fotos: GettyImages